Escritor de novelas negras y relatos imposibles
1. mar., 2020
Podría decirse que para narrar una historia nos basta con un personaje protagonista (aquel a quien le suceden los acontecimientos de la narración) y una fuerza o personaje antagonista (que se opone a que el protagonista alcance sus objetivos o metas). Con esto sería suficiente. En el relato, solamente se suelen incluir a los personajes principales y no se meten personajes de relleno. Pero si nos vamos a la novela u otras formas largas, añadir personajes secundarios a la ecuación le dará mayor profundidad a la historia. Por no hablar de lo útiles que resultan para conducir la trama hasta su desenlace. La construcción de personajes tiene infinitas posibilidades, pero existen una serie de roles habituales que nos pueden dar pistas cuando tengamos que construir nuestras historias:
*El fiel amigo. Acompaña al protagonista en su historia y le ayuda a avanzar en la resolución de la misma. Un ejemplo de este tipo es Doby, el elfo doméstico de Harry Potter.
*El ayudante del antagonista. Nos puede ayudar a crear nuevas tramas y obstáculos para que el protagonista crezca en su camino hacia el desenlace de la historia.
*El personaje obstáculo. A veces hay personajes que, sin conocer al antagonista o sin tener relación con él, le resultan de ayuda porque obstaculizan el camino del personaje hacia su meta. En Matilda, de R. Dahl, los padres de la protagonista son un ejemplo claro de este tipo de personajes.
*El personaje de impacto. El papel del personaje de impacto es el de empujar al protagonista para que se ponga en marcha la trama. Cuando un personaje tiene dudas a cerca de si emprender un camino o no (como en el caso de Luke Skywalker al principio del Episodio IV de Star Wars) o se queda estancado porque no sabe qué decisión tomar, es el momento perfecto para introducir a un personaje de impacto. No es necesario que este personaje le dé la solución directamente al protagonista. Es mucho más interesante si le da las pistas o la clave que le sirvan de ayuda para descubrir por sí mismo qué camino tomar. Es solamente un pequeño empujón; mejor que el mérito de la decisión recaiga sobre el protagonista para demostrar que está aprendiendo y evolucionando.
*El mixto. A veces podemos mezclar diferentes tipos de personajes para crear nuevos papeles y añadir profundidad a la historia. Un caso claro de mezcla de roles lo vemos por ejemplo en el seudovillano: el ayudante del antagonista o el personaje obstáculo que hacia el final de la historia se redime y se convierte en un personaje de impacto o en un ayudante que le echa una mano al protagonista para lograr su objetivo.
Comentarios recientes
29.11 | 16:04
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